Es Doctora en Veterinaria y Catedrática del departamento de ciencia animal y de los alimentos (servicio de Nutrición y Bienestar Animal – SNiBA), de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es miembro de la Comisión Delegada del Consejo asesor científico del Instituto de Estudios del Huevo.
La sostenibilidad en la producción de alimentos es uno de los grandes retos de nuestra época. En este contexto, el huevo se posiciona como un alimento con un alto valor nutricional y una extraordinaria eficiencia ambiental. El sector avícola logra transformar la producción de huevos en una actividad cada vez más respetuosa con el medio ambiente, gracias a los contantes avances en innovación y tecnología.
En los últimos 50 años, ha disminuido la cantidad de recursos naturales necesarios para la producción de huevos. Hoy en día, para producir la misma cantidad, se necesita un 45% menos de gallinas. Esto se traduce en una menor demanda de pienso (– 40%), agua (– 32%), tierra y energía. Este progreso ha permitido reducir en un 62% la huella ambiental de la producción de huevos, disminuyendo notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero.
El papel de la mejora genética y la nutrición de precisión
Uno de los pilares de esta evolución es la mejora genética. Las gallinas actuales pueden producir huevos durante más tiempo (su vida productiva se ha alargado) manteniendo altos estándares de bienestar animal. Este logro se complementa con avances en nutrición de precisión, que se basa en ajustar los aportes de nutrientes en el pienso a las necesidades de las aves, que varían según su estirpe, edad y estado fisiológico.
Por ejemplo, la incorporación de enzimas como las fitasas ha mejorado la digestibilidad del fósforo, reduciendo su excreción al medio ambiente. De manera similar, el uso de aminoácidos esenciales de forma individual, permite reducir el aporte de materias primas proteicas en los piensos, incrementando la retención de nitrógeno y disminuyendo su impacto ambiental.
Inversiones en tecnología para el bienestar animal y la sostenibilidad
Las granjas españolas son un referente en la implementación de las mejores técnicas disponibles para la producción sostenible. Desde el uso de energías renovables, hasta sistemas de ventilación eficientes y el manejo ambiental asistido por inteligencia artificial, las nuevas tecnologías y la mejora continuada de las granjas, garantizan que la actividad avícola minimice su impacto ambiental. Además, estas instalaciones cumplen las estrictas condiciones de la Unión Europea para asegurar el bienestar animal.
Otro aspecto destacable del huevo es su baja tasa de desperdicio a lo largo de toda la cadena de producción y consumo. Su fácil conservación, duración prolongada y versatilidad en la cocina, hacen que sea uno de los alimentos más aprovechados en los hogares, lo que genera menos residuos y contribuye a una cadena alimentaria más sostenible.
Contribución social y económica
La producción de huevos también es una actividad vinculada al desarrollo rural, ya que permite a muchas comunidades locales generar ingresos estables y combatir la malnutrición en países con recursos limitados. La avicultura proporciona una fuente accesible de alimentos frescos y nutritivos, que mejoran la calidad de la dieta de millones de personas en todo el mundo.
En resumen, el huevo es mucho más que un alimento básico en nuestra dieta diaria y un producto clave en la gastronomía: su modelo de producción en la Unión Europea es sostenible y permite afrontar los desafíos ambientales, económicos y sociales del futuro.
Por ello, el huevo tiene un papel esencial en una alimentación saludable y sostenible de los ciudadanos europeos.