Madrid, 5 de marzo de 2025.- Desde el Instituto de Estudios del Huevo hemos querido sumar nuestro granito de arena como patrocinadores de las XXVIV Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica y el XXVIII Congreso Internacional de Nutrición Alimentación y Dietética, congreso de referencia en el campo de la nutrición y hábitos de vida saludables, organizada por Sprim y SEDCA en la Universidad Europea.
Además, hemos participado en una mesa redonda que ha sido moderada por Mar Fernández, directora del Instituto de Estudios del Huevo y ha estado compuesta por:
Ana María López Sobaler, Catedrática de Nutrición y Bromatología del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos, de la Facultad de Farmacia, de la Universidad Complutense de Madrid y vocal de nuestra institución, en su ponencia “Importancia del huevo en la dieta de la mujer durante el climaterio”, subrayó en su ponencia que:
El climaterio es una etapa natural en la vida de la mujer que marca la transición del periodo fértil a la postmenopausia. En contraste, la menopausia, es un momento puntual dentro de este proceso y se define como el cese definitivo de la menstruación. Mientras el climaterio puede extenderse durante varios años, la menopausia marca el fin de la vida reproductiva de la mujer, y ocurre aproximadamente alrededor de los 50 años.
El climaterio comienza años antes de la menopausia con la aparición de los primeros síntomas característicos, como los sofocos, alteraciones del sueño, cambios en el estado de ánimo, dificultades de concentración, irritabilidad, y problemas genitourinarios. Esta etapa continúa durante varios años después de la menopausia y conlleva importantes cambios hormonales, metabólicos y fisiológicos que pueden afectar significativamente la calidad de vida y la salud de la mujer.
Uno de los cambios más destacados en el climaterio es la disminución de los niveles de estrógenos, hormonas esenciales no solo para la fertilidad, sino también para el funcionamiento de numerosos órganos y tejidos. Los estrógenos tienen efectos vasodilatadores, e influyen en el metabolismo lipídico, la coagulación, la producción de antioxidantes. Además, con su descenso, aumenta la resistencia a la insulina, por lo que, en el climaterio, y especialmente tras la menopausia, aumenta el riesgo cardiovascular.
A nivel corporal se producen modificaciones significativas: aumenta la cantidad de grasa corporal, que se acumula en mayor medida a nivel abdominal, y disminuye la densidad mineral ósea, lo que incrementa el riesgo de fracturas y osteoporosis.
En este contexto, una alimentación equilibrada juega un papel clave en la mitigación de los efectos del climaterio. Dentro de esta dieta, el huevo se presenta como un alimento altamente beneficioso debido a su perfil nutricional.
El huevo contiene proteínas de elevada calidad y fácil asimilación, fundamentales para ayudar a preservar la masa muscular y prevenir la sarcopenia. También es una proteína muy saciante, lo que ayuda en el control de peso en esta etapa. Además, contiene cantidades significativas de triptófano, que es un aminoácido necesario en la síntesis de serotonina y melatonina, moléculas implicadas en el estado de ánimo y en la regulación del sueño.
El huevo es una excelente fuente de colina, nutriente esencial para la función cognitiva, la salud del sistema nervioso, y la función hepática. Durante el climaterio, y especialmente tras la menopausia, los requerimientos de colina aumentan, por lo que es crucial incluir en la dieta alimentos con alto contenido en colina, como el huevo.
Asimismo, el huevo contiene vitamina D, imprescindible para la absorción del calcio y la salud ósea. Un porcentaje elevado de las mujeres en esta etapa tienen concentraciones insuficientes de esta vitamina en sangre, lo que acelera la pérdida de masa ósea y aumenta el riesgo de osteoporosis. Por ello tener una ingesta adecuada de esta vitamina resulta esencial.
Durante años el huevo ha sido objeto de controversia debido a su contenido en colesterol. Sin embargo, las investigaciones actuales han demostrado que su consumo no se asocia a un mayor riesgo cardiovascular en la población general. Factores como la obesidad, el sedentarismo, o el consumo elevado de grasas saturadas tienen un impacto mucho mayor en la salud cardiovascular. En este sentido, el huevo destaca por su excelente perfil nutricional, con un bajo contenido de grasas saturadas, y una elevada presencia de nutrientes y compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que son muy beneficiosos desde el punto de vista de la salud cardiovascular.
Por todo ello, el huevo es un alimento valioso durante el climaterio, ya que aporta nutrientes esenciales para la salud ósea, muscular, metabólica y cognitiva. Incluido en una dieta variada y equilibrada, rica en alimentos de origen vegetal, y fuentes de grasas saludables, contribuye a cubrir los requerimientos nutricionales en esta etapa y a mejorar la calidad de vida y salud de la mujer en este periodo de transición vital.
Rosa María Ortega Anta, Catedrática de Nutrición y Bromatología. Profesor emérito del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos. Facultad de Farmacia, Universidad Complutense de Madrid y vocal de nuestra institución, en su ponencia “Componentes del huevo implicados en la función cognitiva”, destacó:
El huevo es un alimento valioso desde el punto de vista nutricional pues proporciona una cantidad elevada de numerosos nutrientes y de alta calidad. Algunos de estos componentes que nos proporciona han sido relacionados con mejoras en la función cognitiva, bien en etapas clave del desarrollo como el embarazo o edad avanzada, como influyendo en la salud general y cognitiva a lo largo de la vida.
El huevo es una importante fuente de proteínas de elevada digestibilidad y valor biológico que tienen un elevado contenido de triptófano respecto a otros aminoácidos neutros de cadena larga, que compiten con el triptófano por atravesar la barrera hematoencefálica, esto es poco frecuente en la mayor parte de los alimentos y hace que el huevo facilite la llegada de triptófano al cerebro y su transformación en el neurotransmisor serotonina, mejorando el estado de ánimo y las pautas de sueño.
También es una fuente importante de colina que acetilada permite obtener el neurotransmisor acetilcolina, y por fosforilación se obtiene fosfatidilcolina, componente de membranas, que interviene en el metabolismo y transporte de lípidos. Además, la colina es un donante de grupos metilo que pueden influir en la metilación del ADN y en la expresión génica, lo que a su vez puede alterar la estructura y la función cerebral.
Otros micronutrientes, aportados por el huevo, donantes de grupos metilo en el metabolismo de un carbono, son el ácido fólico, Vitamina B6 y Vitamina B12, todos estos nutrientes alteran la función de los genes y la susceptibilidad a las enfermedades, incluidos los trastornos mentales y metabólicos.
La colina, nutriente aportado por pocos alimentos y mayoritariamente por el huevo, se toma en cantidad insuficiente por un elevado porcentaje de individuos, lo que se asocia con riesgos más acentuados en algunas etapas de la vida como el embarazo, dado que un aporte materno insuficiente se asocia con mayor riesgo de que los descendientes tengan defectos del tubo neural y afectación cognitiva y de la memoria visual en la infancia. En personas mayores la ingesta de colina y su captación cerebral disminuye lo que se asocia con mayor riesgo de demencia. Por otra parte, algunos estudios encuentran una mejora en la aplicación de diversas pruebas de función cognitiva en ancianos al aumentar el consumo de huevos.
Los carotenoides responsables del color de la yema de huevo tienen un efecto antioxidante y afectan a la función cognitiva. En concreto la ingesta en el embarazo de luteína más zeaxantina se asocia positivamente con el desarrollo en la función cognitiva y de lenguaje en los primeros años de vida del neonato. En ancianos, las concentraciones séricas de luteína, zeaxantina y β-caroteno se relacionan de forma consistente con una mejor función cognitiva.
Los huevos se asociaron en el pasado con riesgos en la salud humana, principalmente debido a su contenido de colesterol, lo que llevó a un descenso en su consumo. Pero numerosos estudios han demostrado que no contribuyen a aumentar el colesterol sérico, ni el riesgo cardiovascular. Siendo el consumo aconsejado de unos 3-5 huevos/semana, incluidos en la dieta en la misma proporción que la carne o el pescado.
Un consumo adecuado de huevos (3-5/semana) ayuda a conseguir una alimentación correcta y no puede relacionarse con aumentos del colesterol o del riesgo cardiovascular como se difundió hace muchos años y todavía persiste en la mente de algunas personas.
Las XXVIII Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica son un punto de encuentro entre los más prestigiosos expertos a nivel nacional e internacional en el ámbito de la nutrición, la alimentación, la salud y el bienestar. Organizado por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) junto con SPRIM, en esta nueva edición se han reunido grandes expertos internacionales de magnífica reputación que han acudido como ponentes y moderadores de las diferentes conferencias y mesas redondas del programa científico.