AUTORA: Dª. Viviana Loria Kohen, MSc, PhD.
Profesora Ayudante Doctor. Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos. Facultad de Farmacia. Universidad Complutense de Madrid. Madrid. Grupo de investigación VALORNUT-UCM (920030). Universidad Complutense de Madrid.
9 de marzo de 2022.- No existen dudas de que la forma en que nos alimentamos condiciona nuestra salud a lo largo de toda la vida y, durante la edad infantil, tiene un papel clave. Por ello, se debe promover el consumo de alimentos que, por su calidad nutricional, aporten nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo y, al mismo tiempo, contribuyan a la reducción del consumo de otros de menor calidad o asociados al desarrollo de enfermedades crónicas.
Durante muchos años el consumo del huevo se ha visto parcialmente desplazado de ese concepto de calidad nutricional. En primer lugar, por su aporte de colesterol y las asociaciones de este lípido con las enfermedades cardiovasculares. También se ha visto influido por el temor a las alergias alimentarias o la transmisión de salmonelosis. A pesar de que el conocimiento científico en todas estas áreas ha avanzado dejando atrás todas esas creencias estas siguen afectando a su consumo en parte de la población e incluso a la recomendación por parte de algunos profesionales.
Este trabajo se desarrolló con el objetivo de revisar y analizar la frecuencia y cantidad de consumo de huevo actualmente aconsejado por diferentes organismos de nutrición. Así mismo, se buscó proponer unas nuevas recomendaciones en base a los requerimientos de energía y nutrientes en diferentes etapas de la edad infantil, contemplando las guías y hábitos de consumo en España y manteniendo la calidad global de la dieta.
Tras realizar una revisión de las guías o recomendaciones online disponibles se observó una gran disparidad en las recomendaciones dadas por los diferentes organismos tanto nacionales como internacionales. Esta falta de uniformidad parece un obstáculo para los profesionales de la salud que no acaban de tener un lineamiento claro y preciso en lo que respecta específicamente a este alimento.
Para proponer la nueva recomendación sobre el consumo del huevo dentro de la dieta global y considerando los otros grupos de alimentos se trabajó con las frecuencias y pesos orientativos por grupo de edad de la Guía de la alimentación saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (1). Para estimar los Requerimientos medios de energía para niños/niñas y adolescentes contemplando la de actividad física por edad, se trabajó con los valores propuestos por la European Food Safety Authority de 2017. Se contemplaron dos escenarios posibles:
Escenario 1: Niños/niñas y adolescentes (3-17 años) con necesidades energéticas dentro de los valores medios. Se agruparon en 3 grupos de edad y se trabajó con la media de las ingestas mínimas y máximas. El aporte proteico se estimó como un 15% de esa ingesta energética para asegurar que la nueva recomendación sobre el consumo de huevo no pueda contribuir a un incremento en la ingesta de este nutriente cuyo consumo se encuentra por encima del recomendado como ha quedado reflejado en diferentes estudios. En este escenario se consideró la media del número de raciones recomendadas y la media del tamaño de la ración de la Guía SENC de referencia.
Escenario 2: Niños/niñas y adolescentes (3-17 años) con necesidades energéticas en rangos superiores (estarían indicadas en el caso de niños con elevada actividad física o que se encuentren en un período de rápido empuje puberal). Se agruparon en 3 grupos de edad y se trabajó con las ingestas máximas. El aporte proteico se estimó también como un 15% de esa ingesta energética. En este escenario se consideró el límite superior del número de raciones recomendadas y el límite superior del tamaño de la ración de la Guía SENC de referencia.
Los resultados del estudio realizado muestran que en el caso de los niños mayores de 13 años con requerimientos medios de energía el consumo de huevo podría incrementarse a 1 unidad pequeña/día. En el caso de niños con elevada actividad física o que se encuentren en un período de rápido empuje puberal podría incrementarse hasta 1 unidad grande/día (7-12 años) o a más de 1 unidad grande/día (13 años), sin que este incremento en la cantidad supere el aporte proteico máximo.
En el caso de niños de 3-12 años con requerimientos medios de energía o incluso en niños de 3-6 años con elevada actividad no sería adecuado aumentar la recomendación debido al límite marcado por las proteínas.
Es importante destacar que estas recomendaciones se sugieren en el caso de niños que realicen un consumo amplio de otros alimentos fuente de proteínas, ya que niños que por alergias/intolerancias/vegetarianos, no consuman otras fuentes proteicas como pescados y/o legumbres, lácteos, las cantidades podrían aumentarse teniendo en cuenta y evaluando la situación particular.
En base a los datos y la evidencia actual, consideramos que las recomendaciones de ingesta de huevo deben ser reevaluadas proponiéndose unas recomendaciones más amplias. Esto contribuirá a derribar por fin las barrearas construidas en torno a este alimento con tanto potencial para la población infantil y adolescente, así como al desarrollo de unas recomendaciones más coordinadas, revisadas y seguras con las que los profesionales puedan guiarse.
(1). Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Guía de la alimentación saludable para atención primaria y colectivos ciudadanos. Recomendaciones para una alimentación individual, familiar o colectiva saludable, responsable y sostenible: Editorial Planeta; 2018.